Categories
Noticias Nacionales

La Industria de La Caña antes del Central Romana

Comparte Este Articulo

A mediados del año 1879, vinieron del Seibo los señores Eduardo Calderón y Ernesto Contreras, con el propósito de desarrollar la industria azucarera en La Romana, para lo cual comenzaron sembrando caña. La idea no prosperó por falta de recursos económicos.

Por estos años (1876), ya en el área de San Pedro de Macorís, un cubano de apellido Amechazurra había iniciado esa industria, similar a otros proyectos que se estaban desarrollando en el área de Santo Domingo, como parte del despertar de la moderna era de la industria azucarera dominicana.

Aunque fueron los señores Calderón y Contreras los pioneros del cultivo de la caña con fines industriales en La Romana, debemos recordar que desde los albores de la colonia fue importante el avance de esa industria.

Fue a partir del año 1515, cuando por agotamiento de las minas de oro y de los aborígenes, los principales colonos de la isla comenzaron a desarrollar una importante industria azucarera.

Fue hacia el área oeste de Santo Domingo (cerca del actual pueblo de Yaguate) y en dirección de Azua de Compostela, en donde se comenzó a levantar los primeros ingenios de azúcar.

La principal mano de obra a utilizar en esta importante industria estaba compuesta por esclavos africanos, que en gran cantidad ya se encontraban en la isla.

Es de estos años de 1520 a 1540, que nos llega la lista de ingenios azucareros establecidos en la isla, de parte del cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, en la cual aparecen tres ingenios en el área oriental del país.

Dos de ellos mantienen sus ruinas en pie, como testimonio de que en sus tiempos fueron importantes factorías por todo lo que esto representaba en inversiones económicas, cultivo de las tierras, personal humano a cargo de todas las labores, elaboración, transporte, etc.

Uno de estos ingenios fue levantado a orillas del río Sanate y funcionaba mediante fuerza hidráulica, vestigio de lo cual quedan aún, entre otras, la ruina del represamiento del río.

Esto nos dice que desde siempre nuestra zona oriental tuvo las mejores condiciones para el desarrollo de la industria azucarera, como veremos más adelante en la historia de la instalación del Central Romana a principios de este siglo.

Por ley del 6 de julio de 1882, el gobierno de esa época, presidido por Monseñor Meriño, autorizó a los ciudadanos interesados a construir sus casas o comercios en los terrenos del Estado en el área de La Romana, con derecho de propiedad sobre el terreno. Así mismo, les concedió la exoneración de impuestos a la importación de los materiales de construcción que utilizaran para ello.

Estos terrenos fueron mensurados al año siguiente (1883) por los agrimensores Gerardo Jansen y Domingo Morselo, los cuales en cantidad de dos caballerías y ochenticuatro tareas (2/84), formarían el ejido de La Romana.

Más adelante, en el año 1897, sus propietarios: General Ulises Heureaux, a la sazón presidente de la república, Andrés Beras, Agustín Pérez Montás, Juan Bautista Morel, Miguel Febles, Enrique de Castro, Lorenzo de Castro y Nicanor Pérez donaron sus propiedades, siendo el mayor donante el presidente Heureaux (Lilís).

De modo que es a estos señores a quienes nuestro pueblo debe el regalo de las tierras en donde se levantó la ciudad de La Romana. En el año 1889, el Congreso Nacional, en vista del rápido desarrollo de la agricultura en el área de La Romana, autorizó al Poder Ejecutivo a ampliar las facilidades a los inversionistas nacionales y extranjeros para establecerse aquí.

Es en esa época (30 de abril de 1890), que el gobierno concede al súbdito inglés Edward Wolf Abrahams, la autorización para explotar un proyecto turístico (como se le llama ahora) que incluía, entre otras cosas, marina, hoteles y toda la infraestructura necesaria para el desarrollo del mismo, incluyendo caminos, carreteras y la instalación de un ferrocarril que uniera los puntos importantes de la región oriental, hasta llegar a Santo Domingo.

De este ambicioso proyecto sólo se tomaron algunas medidas iniciales, pero demuestra que desde esos tiempos el área de La Romana, así como todo el Este del país, ha sido zona apropiada para el desarrollo turístico, cosa ampliamente demostrada por el enorme auge de esta industria en la actualidad.

Artículo tomado de La Romana Calle Arriba Calle Abajo