La Romana.- La República Dominicana, con su división política en 31 provincias y el Distrito Nacional, se prepara para unos comicios municipales que resaltan la importancia de cada territorio en la configuración de la realidad política del país.
Cada demarcación elige a un senador y un número determinado de diputados, otorgando a cada territorio un valor específico en la obtención de votos.
En el próximo escenario electoral, los municipios se convierten en protagonistas con sus particularidades, prioridades y expectativas. Aunque cada territorio tiene su propia fisonomía, la precariedad material generalizada implica que las carencias en un lugar se reflejen en otros.
La campaña se vuelve territorial, con un enfoque cuerpo a cuerpo, similar a las luchas bélicas antiguas, buscando cada voto en un esfuerzo palmo a palmo.
Sin embargo, cuando se trata de elecciones presidenciales, la dinámica cambia. La estrategia de campaña se enfoca en lograr un triunfo sólido en al menos diez de las provincias más pobladas, que concentran el 70% del electorado.
Las claves de este escenario electoral residen en la victoria en el Distrito Nacional y provincias como Santo Domingo, Santiago, San Cristóbal, La Vega, Puerto Plata, Duarte, San Pedro de Macorís, Espaillat y La Romana.
Asegurar el respaldo de Azua, Barahona, Peravia y San Juan se convierte en un paso adicional para consolidar una victoria cómoda.
Este enfoque estratégico se basa en la experiencia de elecciones anteriores, donde el triunfo en nueve de las 14 provincias más pobladas fue determinante en la configuración del resultado final.
El recordado balotaje del 30 de junio de 1996 entre el Dr. Leonel Fernández y el Dr. José Francisco Peña Gómez ilustra la relevancia de estas provincias.
A pesar de que Peña Gómez lideró en la primera vuelta, Fernández logró el respaldo decisivo en provincias clave como Santiago, La Vega, Duarte, Espaillat, La Romana, Puerto Plata, Peravia, San Cristóbal y San Juan, asegurando una victoria que marcó un hito en la historia política del país.
Así, el análisis territorial emerge como una herramienta estratégica esencial para los candidatos, marcando la pauta para la batalla electoral que se avecina y destacando la importancia de entender y conquistar cada rincón del país para alcanzar el anhelado triunfo presidencial.
Por: Abrahan Nuñez
