Así se han alzado los ciudadanos en contra del sistema que se ha visto en su mayor detrimento, cosa que ha alegado el oficialismo a la pandemia del COVID-19, pidiendo «libertad», «patria y vida» y el «abajo la dictadura» del dictador Miguel Díaz-Canel.
Con una protesta de más de miles de ciudadanos, iniciado en San Antonio de los Baños, La Habana, extendiéndose en todo el país y, hasta el momento, en Miami, la isla más larga de las Antillas está reclamando la dimisión del déspota frente a la escasez de alimentos y el alza de precios intensificada por la crisis sanitaria, sin embargo, muchos señalan que el verdadero problema es—y siempre ha sido—el sistema de gobierno.
A estos, a quienes Díaz-Canel acusa de ser los opositores e incitadores del desorden, el mandatario ha ordenado fuerzas y mano dura «[…] convocando a todos los revolucionarios del país, a todos los comunistas, a que salgan a las calles y vayan a los lugares a donde vayan a ocurrir estas provocaciones, hoy, desde ahora y en todos estos días», dicho por televisión nacional, llamado que ha consternado el escenario internacional por su línea represiva.
Una de esas voces pertenece al alcalde de Miami, Francis Suárez, quien se pronunció y ha pedido al mundo tener los ojos bien abiertos y dirigidos a lo que ocurre en Cuba, inclusive a Estados Unidos a no permitir que los líderes Castristas sigan gobernando bajo aquella ideología fallida.
Las manifestaciones prometen ver que las reglas del juego han cambiado. El pueblo ha perdido el miedo y ha salido a las calles, desde los barrios hasta las provincias rurales.
Lo ocurrido ha nacido del hartazgo concentrado y la espontaneidad, con respecto a un régimen sanguinario y dictatorial que ha arrebatado el porvenir de Cuba desde hace más de 60 años.
